ETA se proclama defensora de los derechos humanos y anuncia nuevos atentados

Ha distribuido entre sus pistoleros un documento sobre la continuidad de la «lucha armada»

ETA «respeta la voz de los vascos», no «quiere imponer su proyecto político con las armas», no atenta contra las personas porque «tengan ideas diferentes» y, por supuesto, «respeta los derechos humanos». Pocas veces la banda terrorista había llegado a tal nivel de cinismo. Estas afirmaciones están contenidas en el documento «Reflexiones sobre la lucha armada», que ha distribuido entre sus militantes y cuya conclusión es que hay que seguir con la estrategia de muerte y destrucción hasta que España y Francia cedan y les permitan construir una Euskal Herria socialista e independiente.

J. M. Zuloaga

Madrid.-El documento, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, pretende ser una especie de «catecismo» para que los pistoleros etarras disipen, si es que las tenían, cualquier duda sobre la bondad de la «lucha armada». Según subrayan expertos antiterroristas, sólo en el ambiente de fanatismo en el que viven los miembros de la banda, sometidos al centralismo democrático en la toma de decisiones, se pueden entender las afirmaciones que se hacen. Cualquier persona capaz de pensar por sí misma, con un mínimo de formación e información, rechazaría las «máximas» que ETA incluye en estas «reflexiones».

La banda trata de denunciar lo que considera «mentiras difundidas sobre la lucha armada», la primera de ellas que trate de «representar y/o reemplazar la voz de los vascos»: «La realidad es muy diferente–enfatizan los pistoleros–. ETA lucha para que la sociedad pueda expresarse democrática y libremente sobre su futuro y para devolver la palabra a la sociedad vasca».

La segunda de las «mentiras» es que «ETA quiere imponer su proyecto político por las armas»: «ETA no practica la lucha armada para imponer sus ideas o su proyecto político. ETA lucha para que todos los proyectos políticos se puedan proponer a la sociedad vasca estando en un mismo plano de igualdad».

La tercera, que «ETA considera como blanco a gente que tiene ideas diferentes»: «ETA lleva a cabo acciones armadas contra responsables políticos españoles ya que son ellos los responsables directos del no reconocimiento de los derechos de Euskal Herria, no porque piensen de forma diferente.».

Y la cuarta, que «ETA no respeta los derechos humanos»: «ETA ataca la vida de los enemigos de Euskal Herria pero de nadie más. ETA ataca a los que, a través de las armas, se niegan a conceder a Euskal Herria sus derechos fundamentales».

El documento aclara que «la tregua de las acciones armadas es una herramienta política y militar de la que ETA dispone y que puede ponerse en marcha según su voluntad».
Los cabecillas de la organización criminal explican a sus «acólitos» que «ETA no tendría necesidad de recurrir a las armas para defender Euskal Herria si se reconociera a la sociedad vasca el derecho de decidir sobre su futuro y si esta decisión fuera respetada por los estados francés y español».

Como conclusión de la «fuerza y valor de la lucha armada», se afirma que será «una referencia indispensable para el futuro»; es el «símbolo de la resistencia vasca» contra la opresión, y «refuerza y suscita la dinámica popular».

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