España, barra libre para la inmigración.

Según los datos de la Oficina de Estadística de la Unión Europea, España es el país que recibe más inmigrantes de toda Europa.

Eurostat atribuye a España un incremento de 594.000 habitantes extranjeros en el año 2003. Muy por encima de países que tradicionalmente vienen siendo punto de destino de la inmigración, como Francia, Gran Bretaña o Alemania, que sólo han sufrido un incremento de 55.000, 103.000 y 144.900 habitantes extranjeros respectivamente durante el mismo periodo. Sólo Italia se acerca a las abultadas cifras españolas con 501.000 nuevos habitantes extranjeros en el 2003. Naturalmente dentro de estos datos no se comprenden los inmigrantes ilegales, colectivo sobre el que las autoridades españolas, en contraste con la mayoría de países europeos, llevan años haciendo la vista gorda.

La inmigración, no cabe duda, es una cuestión que la sociedad española ha de abordar de una vez con seriedad, dejando al margen demagogias de uno u otro signo.

Desde la izquierda se predica una alegre política en esta materia, que bajo la peregrina idea de abrir las puertas de nuestro país a todos los desheredados de la tierra, descalifica como racista y xenófobo cualquier intento de controlar, limitar y seleccionar a la masa de inmigrantes que recibimos.

Desde la derecha, negligentemente, no se ha abordado el tema con seriedad, y durante los años de gobierno del PP, se ha evitado profundizar, limitándose a una serie de torpes, tímidas e inútiles reformas de la Ley de Extranjería, acompañadas de una permisividad total de hecho.

Antes de que sea demasiado tarde sería hora pues de determinar cuantos extranjeros puede asimilar nuestra sociedad, fijar un sistema de oferta de trabajo que permitiese la entrada legal a priori en España, establecer una selección previa para eliminar el peligro de entrada de delincuentes, establecer la inmediata retirada del permiso de residencia y expulsión en caso de la comisión de delitos en nuestro suelo, creación de aulas de integración para enseñar nuestro idioma, cultura y sistema cívico a los nuevos habitantes, evitando así el choque cultural… En definitiva medidas que aconseja, no una ideología, sino el más elemental sentido común, y que en otros países europeos ya se han adoptado.

Mucho nos tememos que no se hará así, el PSOE a través de la encargada de inmigración Sra. Rumi ya nos ha contado que esta a favor de la barra libre, de regularizar por enésima vez a todo aquel que entró ilegalmente en España. El día de mañana, cuando el mezcladillo de razas, culturas y personas que hoy se niegan a ordenar explote ¿Quién será el responsable? Lo que es seguro es quienes aguantaremos las consecuencias.

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